jueves, 27 de febrero de 2014

Háblame que no te escucho

A menudo, muchas conversaciones que tienen lugar en un entorno informal, suelen dilatarse a cause de que los participantes parecen hablar distintos idiomas. ¿Cómo ponerse de acuerdo sobre una materia cuando en lugar de esforzarnos por comprender y escuchar al otro, los esfuerzos se focalizan en elaborar la respuesta de ataque?

No son pocos los casos en que tras una larga discusión, al final de ésta se descubre que la opinión era compartida... en ese momento hacemos un recuento del número de minutos transcurridos o de la ira contenida para concluir que desde el comienzo teníamos una misma opinión, solo que no supimos expresarnos o entendernos correctamente. En ese momento nuestra expresión queda tal que así:

Si el propósito del debate no es más que jugar a gritar, como una actividad de pasatiempo, al igual que podría hacerse con cualquier otra actividad, entonces vale. 
En ocasiones este debate caótico, puede ayudar a sus integrantes a descubrir nuevos modos de defender su posición, de escuchar o de echar abajo argumentos no compartidos.

Pero si lo que se buscan son soluciones, entonces sería interesante buscar caminos que nos permitan entendernos, y crear un ambiente en el que podamos ser capaces de exponer nuestras ideas y atender otras, estemos o no de acuerdo. Sobre ello y a quien le interese, leer a Habermas, Chomsky entre otros .http://www.unavarra.es/puresoc/pdfs/tesis/alustiz/02B-Capitulo_Cuarto.pdf

Ahora bien, en una conversación informal como puede ser una discusión vecinal, de casa, en el club de golf del candado o alrededor de una piedra aleatoria en el balneario, todos estos elementos serán más flexibles.
La cuestión a examinar es la siguiente ¿debemos aceptar que se produzca del mismo modo en los medios de comunicación?

Al igual que ha sido fruto de debate el contenido de los anuncios, dado el vasto público al que llegan, en los debates que atañen a personajes públicos, políticas de cualquier tipo, cuestiones de moralidad, etc... sería necesario plantearse hasta qué punto esta información cala en la sociedad. Siendo esto así, el daño que puede causar si el contenido (de lo visto en los medios de comunicación) no está dirigido por la exposición de la 'verdad', puede ser de gran magnitud. Esto puede ser porque aquéllos que intervienen en él, no disponen de fuentes fiables. Por no disponer de fuentes fiables no me refiero aquí a que el trasfondo sea la pretensión de mentir, sino que los que consideramos expertos en la materia o al menos a los que conferimos legitimidad para hablar, no estén siendo precisos en sus declaraciones. 

HAY QUE PROHIBIR QUE PUEDA HABLAR CUALQUIERA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: ........ Y una mierda, pues hacer eso sería hacer el trabajo que tiene encomendado una dictadura. Lo que planteo con ello es que ya que pretender que todo lo dicho en los medios de comunicación, trate de adaptarse a las pretensiones de validez que una acción comunicativa ha de requerir (de nuevo Habermas), es casi imposible, debería de cambiarse otro aspecto.

Fomentar la formación de un ciudadano que no esté dispuesto a aceptar todo lo que escucha, ve o le es contado por terceras personas, pues que un mensaje no sea válido, no importa siempre y cuando el que lo recibe sea capaz de discernir entre los aspectos que puede creer o no.
¿La Herramienta? --> INTERNET. 
Esto no significa ni mucho menos que sea el único medio de búsqueda, ni que sea sencillo encontrar aquello que buscamos, pero al menos es un comienzo para fomentar un espíritu crítico, que desarrolle un filtro de información y que de primeras, no esté dispuesto a aceptar todo sin haber investigado sobre ello. 

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