viernes, 25 de abril de 2014

MATRIX

En el libro 'Economía canalla' Loretta Napoleoni examina numerosos ámbitos de las sociedades modernas, globalizadas, que descansan en la creación de una ilusión a sus consumidores. A lo largo de su investigación compara a la sociedad de consumo con la película de culto Matrix, en la que sus integrantes viven en un mundo de fantasía, mientras que el mundo real está putrefacto y destruyéndose tras sus ojos.



A primeras leer este párrafo puede sonar muy catastrófico, pues al mirar a nuestro alrededor (aquéllos que tenemos la suerte de vivir en sociedades occidentales donde nuestras necesidades primarias están más que cubiertas) no lo identificamos con estas palabras. A medida que avanzamos en la búsqueda y orígenes de los productos y avances que se han realizado hasta la fecha, empezamos a sentir que la sociedad 'idílica' en la que vivimos, descansa sobre unos pilares sucios, débiles y egoístas, cuya finalidad es el avance y consumo, pero que carece de una meta: no sabemos a dónde vamos pero sabemos que tenemos que hacer y consumir MÁS.

Actualmente no podemos alegar la falta de información como justificación de nuestras acciones, pues son cada vez más numerosos el número de estudios, documentales, películas que abren nuestros ojos día a día... y aún así parece que no nos importa. ¿Es esto cierto? y si es así... ¿Por qué?

Responder a la primera pregunta es fácil: sí. Desde luego que es cierto, conocemos de la procedencia de productos que usan mano de obra barata. Ahora entendemos que para que nosotros podamos consumir más, hay un porcentaje superior de la población mundial que ha de estar sometido a un sistema de esclavitud y precariedad; que el consumo excesivo de energía del que precisamos para el desarrollo de nuestra vida diaria está destruyendo la atmósfera y acabando con los recursos; que el petróleo que compramos está manchado de sangre, así como gran parte del oro, de materiales que son ahora tan imprescindibles como el coltán, ETC ETC ETC... ¿Esta información está llegando a alguna conciencia? o por el contrario...¿sólo nos sirve para aceptar que es tan grande la red de sufrimiento y destrucción del que precisan nuestras sociedades, que es imposible hacer NADA?

Pues bien, a mí me gustaría que no fuese así, y me gustaría poder decir que yo no participo en este sistema. Pero lo hago, lo hago estando aquí sentada desde un ordenador, en una buena casa y sin renunciar a mis bienes, si bien intento predicar con el ejemplo en la medida que puedo y con pequeñas acciones.
Pretender que todo el mundo se levante y luche por los derechos de otros está bien, y es necesario, pero está comprobado que no es suficiente, pues es inherente a la naturaleza humana el mirarnos el ombligo y el ombligo de nuestras personas cercanas... pero cuando se trata de temas que no nos afectan directamente... ¡ay amigo!

¿Qué ocurre entonces cuando descubrimos que lo que creíamos que sólo afectaba a otras parte de la población mundial, también nos afecta a nosotros? ¿que si seguimos así no solo caerá sobre nuestras consciencias el daño de otros si no que también sufriremos y ya estamos sufriendo las consecuencias de lo que Loretta Napoleoni denomina como 'Economía canalla'?

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